¿A qué niño no le llama la atención la luna? ¿Quién mejor que un abuelo para ayudar a descubrir
sus misterios? La protagonista de esta historia, con la ayuda inestimable de su abuelo, lleva a
cabo un “exhaustivo trabajo de investigación”, observando las cambiantes caras de la luna y
plasmándolas en este personal cuaderno de lunas.
Los cuadernos guardan letras, números, palabras, cuentos, cuentas… sueños … Para entrar en
los tesoros que guardan, hay que abrirlos y entrar en ellos. Sólo así podremos llegar a descubrir
desde una fórmula mágica para atrapar brujas hasta las distintas caras de la Luna. Porque el
satélite de la Tierra no siempre tiene la misma cara. ¡¡¡Fijaos bien !!!!
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